Sunrise
Director: Friedrich W. Murnau.
G: Carl Mayer, adaptado
de la obra Die Reise Nach Tilsit de Hermann
Sudermann.
Productora: William Fox para Fox Film Corporation.
Estreno: 23 de septiembre de
1927.
País: EEUU.
Verano. Una chica de la ciudad, que pasa sus
vacaciones en un pueblo al borde de un lago, ha enamorado locamente a Ansass, hasta
entonces un honrado campesino. Inducido por su caprichosa amante, Ansass
concibe la idea de ahogar a su mujer y para ello le invita a dar un paseo en
barca por el lago. Cuando se dispone a arrojarla al agua y ante la mirada de su
mujer, consciente de sus intenciones, Ansass recupera la lucidez y conduce a
Indre a la orilla.
Ésta, atemorizada, escapa corriendo y se
monta en un tranvía. Ansass la sigue, consiguiendo alcanzar el tranvía e
intenta consolarla ante la sorpresa de los demás viajeros. Al llegar a la
ciudad, el matrimonio entra en un café. Luego, a la vista de una boda, sellan
su reconciliación con un fuerte abrazo. Más tarde, acuden a una barbería donde
él se corta el pelo y a continuación, a un fotógrafo para perpetuar su
renaciente amor. En un parque de atracciones, la pareja disfruta enormemente e
incluso bailan una danza campesina. Llega la noche y deben regresar a casa; ambos
han vivido una segunda luna de miel.
Una vez en la barca, se desata un fuerte
temporal. Las revueltas aguas arrastran a la mujer y llevan a Ansass hasta la
orilla. Los lugareños acuden en su ayuda y peinan el lago con linternas en un
desesperado intento por encontrar a la muchacha. Creyéndola muerta, Ansass
abandona la búsqueda y vuelve a su casa. La mujer de la ciudad piensa que el
campesino ha cumplido su trato y corre a reunirse con él. Al verla, Ansass
intenta estrangularla y sólo la suelta al oír que su mujer ha sido encontrada.
El campesino asiste a su despertar y la besa apasionadamente.
En el verano de 1926, Friedrich W. Murnau
llega a los EEUU contratado por William Fox -a quien ha entusiasmado El último
(Der letzte Man, 1924)-, dispuesto a materializar sus altos objetivos
artísticos. En su primer proyecto en Hollywood, el realizador teutón va a
beneficiarse de una libertad y unos presupuestos mayores de los que nunca ha contado
en Alemania.
Sobre una conocida novela de Hermann
Sudermann y con un equipo de procedencia alemana en su 80%, que incluye al
guionista Carl Mayer y al director técnico Rochus Gliesse, Murnau inicia el
rodaje de Sunrise, donde va a perfeccionar los decorados y
procedimientos utilizados en sus anteriores films. La creación de espacio
fílmico, el magistral empleo de la profundidad de campo y la agilidad en los movimientos
de cámara, confieren a la película una estética irrepetible.
El expresionismo, aunque presente, se ve
matizado por el desarrollo de un realismo muy
particular que deriva hacia lo metafísico. Todo ello propicia la consecución
de una obra mágica y poseedora de toda la grandeza de una tragedia clásica. Mediante
un procedimiento patentado por Frank Williams, que permite añadir diferentes decorados
a escenas filmadas previamente sobre fondos en blanco o negro, se estudian
distintos ambientes, al efecto de dotar a la escena de la atmósfera más
adecuada. La técnica, una vez más, es puesta al servicio del arte.
La película, estrenada en el Times Square
Theater de Nueva York el 23 de septiembre de 1927, con banda musical y efectos sonoros
acoplados, recibe grandes elogios de la crítica, parte de la cual, incluso,
refiere la cercanía del film a su concepto de un cine total. En su
primera concesión de Premios, la Academia otorga a Sunrise los relativos
a actriz principal, fotografía y calidad artística de producción. Aunque
funciona bien en taquilla, el film no puede recuperar su elevado coste y supone
un importante fracaso financiero para la Fox, que lleva a la productora a
variar radicalmente su relación con Murnau. La crítica, años más tarde, con
motivo de la elección de las mejores películas de la historia del cine,
otorgará a Sunrise el enorme prestigio del que goza hoy en día.
Luis
Enrique Ruiz
Obras
Maestras del Cine Mudo
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