Sherlock Jr.
Director: Buster
Keaton.
Guión: Clyde Bruckman,
Jean C. Havez, Joseph A. Mitchell, Buster Keaton.
Productora: Joseph
M. Schenck para Buster Keaton Productions, Inc.
Estreno:
25 de mayo de 1924.
País:
EEUU.
Mientras
trabaja como operador de películas en un pequeño cine de pueblo, Buster estudia
para detective. Al término de la función, el joven compra a su novia un pequeño
anillo. Pero otro pretendiente, empeñando el reloj que ha robado al padre de la
joven, le compra a ésta, con el dinero obtenido, un regalo mejor.
Cuando
el padre hecha en falta su reloj, Buster saca a relucir sus dotes de detective,
y encuentra el ticket del prestamista en el bolsillo de su propio traje, donde
su rival lo había colocado astutamente. Por ello es expulsado de la casa y su
novia le devuelve el anillo.
Durante
la proyección de Hearts and Pearls, Buster se queda dormido, y en su
sueño se introduce dentro de la pantalla, donde le dan réplica los personajes de
su vida cotidiana. Los rápidos cambios de plano colocan a Buster en
dificultades. Sherlock Jr. (Buster), el mejor detective del mundo, es
reclamado para investigar el robo de unas perlas. Tras escapar a todo tipo de
trampas mortales tendidas contra él por su rival y un cómplice, consigue
desenmascararlos. Capturado por ellos más tarde, logra huir y recuperar las perlas
y, después de una trepidante persecución, Sherlock libera a la chica.
En
su cabina, Buster se despierta. Su novia, que ha descubierto la verdad, llega
hasta él para transmitirle las disculpas de su padre. Reproduciendo la escena final
de la película, Buster abraza a su novia.
Sherlock
Jr. supone para Buster
Keaton un extraordinario ejercicio de elaboración narrativa, donde el cómico va
a conseguir una vez más superarse a sí mismo. En esta ocasión, Keaton propone
el establecimiento de una conexión onírica entre el mundo real y el del
celuloide. La precisión técnica y agudeza argumental con que el cómico resuelve
tan sugestivo planteamiento resulta auténticamente ejemplar.
La
secuencia del sueño exige la preparación de un plató especial. Dentro de un
marco que asemeja una pantalla de cine, se construye un escenario donde se mueven
los actores reales. La ilusión se consigue gracias a especiales efectos de
iluminación, de manera que parece una película proyectada en la pantalla.
La
composición de la escena del plano cambiante se logra con una cuidadosa
sincronización, requiriéndose incluso un equipo de topografía. Gracias a todo ello,
Keaton logra condensar en unos segundos un frenesí visual sin precedentes, y
durante ese tiempo podemos verle tropezando con el banco de un jardín, aterrizando
en una zanja, al borde de un acantilado, en la selva rodeado de leones,
atropellado por un tren en el desierto, en una isla en medio del mar y sobre un
montículo de nieve, antes de que el plano se esfume.
Pero
el mundo de los sueños que nos muestra no está exento de reglas, y para ser
plenamente aceptado en la película, el personaje de Keaton deberá adoptar su propio
rol, el de Sherlock Junior.
Sólo
entonces, y a través de este Super-Yo, el chico vivirá peligrosas aventuras
-la persecución en moto es escalofriante-, hasta que finalmente consigue
resolver sus problemas personales. Los numerosos procesos judiciales vividos en
relación a la muerte de Virginia Rappe, conducen a Roscoe Fatty Arbucle
a una situación personal que va a impedirle participar en la realización del
film como en un principio estaba previsto.
A
pesar de contener excelentes gags y de ser considerada por muchos como la obra maestra
de Keaton, la película no va a conocer un excesivo interés popular, tras su
estreno el 25 de mayo de 1924 en el Rialto de Nueva York.
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