lunes, 13 de agosto de 2012

El moderno Sherlock Holmes – Buster Keaton


Sherlock Jr.
Director: Buster Keaton.
Guión: Clyde Bruckman, Jean C. Havez, Joseph A. Mitchell, Buster Keaton.
Productora: Joseph M. Schenck para Buster Keaton Productions, Inc.
Estreno: 25 de mayo de 1924.
País: EEUU.

Mientras trabaja como operador de películas en un pequeño cine de pueblo, Buster estudia para detective. Al término de la función, el joven compra a su novia un pequeño anillo. Pero otro pretendiente, empeñando el reloj que ha robado al padre de la joven, le compra a ésta, con el dinero obtenido, un regalo mejor.
Cuando el padre hecha en falta su reloj, Buster saca a relucir sus dotes de detective, y encuentra el ticket del prestamista en el bolsillo de su propio traje, donde su rival lo había colocado astutamente. Por ello es expulsado de la casa y su novia le devuelve el anillo.
Durante la proyección de Hearts and Pearls, Buster se queda dormido, y en su sueño se introduce dentro de la pantalla, donde le dan réplica los personajes de su vida cotidiana. Los rápidos cambios de plano colocan a Buster en dificultades. Sherlock Jr. (Buster), el mejor detective del mundo, es reclamado para investigar el robo de unas perlas. Tras escapar a todo tipo de trampas mortales tendidas contra él por su rival y un cómplice, consigue desenmascararlos. Capturado por ellos más tarde, logra huir y recuperar las perlas y, después de una trepidante persecución, Sherlock libera a la chica.
En su cabina, Buster se despierta. Su novia, que ha descubierto la verdad, llega hasta él para transmitirle las disculpas de su padre. Reproduciendo la escena final de la película, Buster abraza a su novia.

Sherlock Jr. supone para Buster Keaton un extraordinario ejercicio de elaboración narrativa, donde el cómico va a conseguir una vez más superarse a sí mismo. En esta ocasión, Keaton propone el establecimiento de una conexión onírica entre el mundo real y el del celuloide. La precisión técnica y agudeza argumental con que el cómico resuelve tan sugestivo planteamiento resulta auténticamente ejemplar.
La secuencia del sueño exige la preparación de un plató especial. Dentro de un marco que asemeja una pantalla de cine, se construye un escenario donde se mueven los actores reales. La ilusión se consigue gracias a especiales efectos de iluminación, de manera que parece una película proyectada en la pantalla.
La composición de la escena del plano cambiante se logra con una cuidadosa sincronización, requiriéndose incluso un equipo de topografía. Gracias a todo ello, Keaton logra condensar en unos segundos un frenesí visual sin precedentes, y durante ese tiempo podemos verle tropezando con el banco de un jardín, aterrizando en una zanja, al borde de un acantilado, en la selva rodeado de leones, atropellado por un tren en el desierto, en una isla en medio del mar y sobre un montículo de nieve, antes de que el plano se esfume.
Pero el mundo de los sueños que nos muestra no está exento de reglas, y para ser plenamente aceptado en la película, el personaje de Keaton deberá adoptar su propio rol, el de Sherlock Junior.
Sólo entonces, y a través de este Super-Yo, el chico vivirá peligrosas aventuras -la persecución en moto es escalofriante-, hasta que finalmente consigue resolver sus problemas personales. Los numerosos procesos judiciales vividos en relación a la muerte de Virginia Rappe, conducen a Roscoe Fatty Arbucle a una situación personal que va a impedirle participar en la realización del film como en un principio estaba previsto.
A pesar de contener excelentes gags y de ser considerada por muchos como la obra maestra de Keaton, la película no va a conocer un excesivo interés popular, tras su estreno el 25 de mayo de 1924 en el Rialto de Nueva York.












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