The
Pilgrim
Director:
Charles Chaplin.
Guión: Charles Chaplin.
Productora: Charles
Chaplin para Charles Chaplin Film Corporation.
Estreno:
26 de febrero de
1923.
País:
EEUU.
Charlot
es un convicto que logra evadirse de la cárcel y, para pasar desapercibido,
cambia sus ropas por las de un clérigo. En la estación del ferrocarril, el
fugado se muestra inquieto ante la llegada de un policía y, más tarde, es perseguido
por una pareja que pretende contraer matrimonio. Tras elegir un destino al azar,
toma un tren y va a parar a un pueblo donde los feligreses esperan a un
párroco. Inmediatamente es invitado a oficiar, y él se despacha con una gesticulante
y particular versión sobre David y Goliat. Alojado en la casa de la señora
Brown y su bella hija, soporta con estoicismo las bromas de un mocoso hasta que,
libre de miradas, lo aparta de un puntapié. Al atardecer, llega a la casa
Howard Huntington, alias «Nitro Nico», antiguo compañero de presidio que le
reconoce al salir de la iglesia. Aprovechándose de la situación, el delincuente
se hace pasar por un compañero de estudios de Charlot, entra en casa de la
señora Brown y le roba el dinero de su hipoteca.
Charlot,
en quien la hija de la señora Brown pone todas sus esperanzas, consigue
recuperar el dinero, pero el sheriff del condado, que ha descubierto su identidad,
le detiene. Conducido a la frontera mejicana, Charlot comprende, tras recibir
una patada en el trasero, la invitación del sheriff para que huya de allí. Jubiloso
se adentra en México, donde se encuentra con un tiroteo entre dos bandidos, que
le lleva a ir caminando a lo largo de la frontera con un pie en cada país, sin
decidirse por ninguno.
Como
si aflorara el subconsciente cada vez que se dispone a abandonar una compañía,
Chaplin recupera la historia de la evasión del vagabundo de la cárcel como tema
para su nuevo film. El mismo motivo lo había tratado en El aventurero (The Adventurer,
1917), que significó entonces la finalización del ciclo de Chaplin para la Mutual , y ahora The
Pilgrim va a ser la última película que va a rodar para la First National.
Este
film, además de la última obra corta del cómico, es su colaboración postrera
con la que ha sido su actriz fetiche durante varios años, Edna Purviance, compañera
de reparto de manera prácticamente ininterrumpida desde Charlot trasnochador
(A Nigh Out, 1915), en los tiempos de la Essanay. Chaplin
considera que el aspecto físico de Edna ya no es el más adecuado para dar réplica
al vagabundo y, en un intento de favorecer su despegue en solitario, prepara su
próxima película como un vehículo exclusivo para ella.
En The
Pilgrim, el fervor religioso y el puritanismo de la sociedad de provincias
en los EEUU, una forma de vida tantas veces exaltada por las películas de
Griffith, es aquí cuestionada por Chaplin, quien no pierde ocasión de criticar
la hipocresía y falsedad de tales principios.
Además,
la película representa, sobre todo en su inicio, un esfuerzo de comicidad
comprimida, en donde divertidos gags se suceden uno tras otro a un ritmo vertiginoso:
el encuentro del falso clérigo con la policía, la elección de destino en la
estación, el encuentro con la pareja de novios, etc. La avalancha humorística
es de tal magnitud y frecuencia, que llega a dificultar al espectador el disfrute
pleno de cada gag, sumido todavía éste, en un estado hilarante provocado por el
gag previo.
El
film posee momentos memorables, como cuando el falso clérigo se ve obligado a
dirigir un sermón a los feligreses, su particular pelea con un niño maleducado,
o la espléndida escena final, en la que el vagabundo deambula con un pie en
cada país, a lo largo de la línea fronteriza que divide México y EEUU y se pierde
en el horizonte. Esta conclusión, un tanto abstracta, obedece al parecer, tanto
a la búsqueda de Chaplin de un final efectista, como a su esfuerzo por elevar, con
la sugerencia de un destino incierto, la trascendencia del personaje, a la vez
que enriquece una mítica en la cual el vagabundo se haya cada vez más envuelto.
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