Director:
Alexander
Dovzhenko
Guión:
Alexander
Dovzhenko
Productora: VUFKU (Odessa)
Estreno: 25 de febrero de 1929.
País: URSS.
Ucrania. Tras
el estallido de la Gran
Guerra , el fantasma del hambre y el frío invade los hogares de
obreros y campesinos. Los campos, antaño proveedores de abundantes cosechas,
aparecen estériles. Mientras la desesperación hace presa en el pueblo, en el
frente miles de soldados sufren los horrores de la sangrienta batalla.
Esparcidos por el suelo, yacen los cuerpos inertes de los muertos,
algunos de los cuales parecen dibujar en su rostro un rictus macabro. Pero,
para los soldados, la guerra no tiene sentido y, desertando de las trincheras, comienzan
a regresar a la patria.
En Kiev la burguesía intenta mantener su hegemonía y para ello organiza
el Gobierno Central. Timosh, un obrero ucraniano que acaba de llegar del
frente, se erige en portavoz del malestar popular, y tomando la palabra en el
Congreso de los Soviets Ucranianos, denuncia la política traidora del gobierno.
Junto a otros compañeros, Timosh llega a la fábrica Arsenal, centro de la actividad
militar de Kiev.
Manifestando su descontento ante el abuso de los terratenientes y en
demanda de tierra para los trabajadores, la fábrica comienza una huelga. Como
respuesta a la insurrección, los cosacos atacan la fábrica sin piedad.
En un principio, son contenidos por la heroica defensa de los obreros.
Pero las fuerzas son desiguales y Arsenal es tomada finalmente por las bandas
de cosacos a caballo, que irrumpen en la fábrica. Habiendo sobrevivido a duras
batallas en el frente, Timosh se ve ahora rodeado por las fuerzas ocupantes que
disparan sobre él. El joven se mantiene erecto y descubriéndose el pecho grita
a sus enemigos: «¡Disparad! Existe algo que jamás podréis matar», mientras
una segunda ráfaga impacta en su cuerpo.
Arsenal supone la
quinta realización de Alexander Dovzhenko, y después de La montaña del tesoro (Zvenigova, 1928), la película
va a convertirse en su segunda obra maestra. Escrita por el propio Dovzhenko en
poco más de dos semanas, el director nos presenta la clase obrera ucraniana y
las motivaciones que la llevan a rebelarse contra el poder central.
A través de la originalidad de sus procedimientos estéticos, donde lo
natural y artístico se funden formando un todo, Dovzhenko nos muestra su propia
realidad, auténtica y armónica. A diferencia de otros realizadores soviéticos,
el director ucraniano no fundamenta su tesis en los dogmáticos principios
gubernamentales.
Muy al contrario, Dovzhenko se aleja de ellos para presentar su
significación revolucionaria de un modo muy personal. Combatiente por la
liberación de su país, Dovzhenko siente lo que cuenta como parte de sí mismo, y
de ello nace una narrativa fuerte e intensa. Así, la visceralidad presente en Arsenal es fruto de la
propia convicción moral y de su profunda identificación con el tema que aborda.
Logra, de esta manera, convertir un relato de mínima base argumental sobre
las luchas obreras de su Ucrania natal en un extenso poema, violento, bello e
imborrable. La seducción que en Dovzhenko ejerce el aspecto formal hace que no
dude en utilizar un lenguaje complicado, que obvia la presentación de elementos
que contribuyen, precisamente, a hacer asequible el film. La complejidad interpretativa
que tal profundización formal pudiera ocasionar al gran público, no le preocupa
en absoluto al realizador, como tampoco las críticas de quienes aseguran que
para la degustación total de su universo, es necesaria una cierta cualificación
en el tema.
Tras los seis meses que requieren su filmación y montaje, la película se
estrena el 25 de febrero de 1929 en Kiev. Con el éxito que logra, Dovzhenko se erige
en uno de los maestros del cine soviético, reafirmándose, además, como el
poseedor del lenguaje cinematográfico más personal de todos ellos.
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