Los
Nibelungos
(La
muerte de Sigfrido / La venganza de Crimilda)
Director:
Fritz Lang
Guión: Thea von Harbou, Fritz Lang, basado en
viejas leyendas germánicas y noruegas.
Productora:
Erich Pommer para Decla-Bioscop-Universum
Film A.G. (Ufa), Berlín.
Estreno:
14 de febrero de
1924.
País: Alemania.
1.
La
muerte de Sigfrido. Influido
por los relatos de sus compañeros, el joven Sigfrido se dirige al
castillo del rey Gunther a pedir la mano de su hermana Crimilda. Por el camino
se enfrenta al dragón Fafnir, al que mata, adquiriendo la invulnerabilidad al
bañarse en su sangre, excepto en la espalda, donde se le posa una hoja de tilo.
En el país de las nieblas da muerte a Alberico al que arrebata una capa con la
que hacerse invisible y su tesoro. Sus gestas llegan a oídos del rey Gunther,
que acepta darle a su hermana en matrimonio si antes él consigue desposarle con
Brunilda, reina de Iseland. Sigfrido ayuda al rey a derrotar a la soberana en
tres pruebas, y adopta su forma para seducirla. Los dos matrimonios se celebran
conjuntamente. Enterada Brunilda del engaño, exige a su esposo la muerte de Sigfrido.
El corpulento Hagen Tronje logra con engaños arrancar a Crimilda el lugar
vulnerable de Sigfrido y lo mata. Brunilda se suicida.
2. La venganza de Crimilda. Rüdiger,
enviado de Atila, llega hasta el castillo del rey Gunther a pedir la mano de
Crimilda para su soberano. Esta acepta y se casa con Atila, al que pronto da un
hijo. Crimilda, con ánimo de venganza, invita a los nibelungos a la corte de su
esposo, y pide a éste la vida de Hagen Tronje.
Atila se niega alegando que es su invitado. En la recepción Hagen, intuyendo
la encerrona, mata al hijo de Crimilda y se refugia junto con el rey Gunther y
sus hermanos en el castillo de Atila.
Crimilda incendia el castillo y a pesar de saber que condena a sus hermanos
a una muerte segura, no desiste en su empeño hasta matar ella misma a Hagen.
Saciada su sed de venganza, la vida de Crimilda se apaga.
Tratando de superar el éxito obtenido con Dr. Mabuse 1922, Fritz
Lang se empeña en llevar a la pantalla la historia de los Nibelungos, un
gigantesco proyecto que muchos califican de irrealizable. Basándose en leyendas
germanas y escandinavas, así como en la obra de Wagner, Thea von Harbou escribe
el guión de la obra, que divide en dos partes: La muerte de Sigfrido (Siegfrieds
Tod) y La venganza de Crimilda (Kriemhilds Rache).
Con Die Nibelungen, Lang realiza un fresco medieval irrepetible, una
historia de amores y venganzas, en donde todo el universo mitológico poblado
por enanos que ocultan un fabuloso tesoro, el dragón cuya sangre confiere
invulnerabilidad, castillos en encrespadas montañas y rudos bárbaros, es
descrito con poética ingenuidad.
La síntesis en imágenes resulta portentosa, situando la plasticidad visual
de la película muy por encima de una, en ocasiones, farragosa narrativa. Toda
la magna escenografía diseñada por Otto Hunte, con su recreación en estudio del
famoso bosque, la fortaleza de Atila, la reproducción de la ciudad de Worms,
pasando por la lograda plasmación del dragón que necesita para sus movimientos de
un equipo de ocho hombres en su interior, o las escenas de la sangrienta
batalla final, son recogidos en cuadros de extraordinaria belleza. Trascendiendo
a la propia historia, Lang desarrolla un inusual virtuosismo estético mediante
el que nos trasporta en un viaje apasionante, con la única finalidad de
mostrarnos la inexorabilidad del destino.
La primera parte se estrena en el Ufa Palast am Zoo de Berlín el 14 de
febrero de 1924, y su continuación lo hace doce días más tarde en el mismo
auditorio, logrando ambas un triunfo atronador que bate records de taquilla en
Alemania y lleva a la Ufa, a pesar del elevadísimo coste de producción que ha
supuesto la película, a obtener notables beneficios.
Luis Enrique Ruiz - Obras maestras del cine mudo
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