viernes, 27 de julio de 2012

El hombre de la cámara - 1929 - Dziga Vertov


Chelovek s Kinoapparatom
Director: Dziga Vertov
Guión: Dziga Vertov (documental)
Productora: VUFKU (Kiev)
Estreno: 8 de enero de 1929
País: URSS

Sobre una cámara gigante que mira a la audiencia, se encuentra el cameraman. El cine, inicialmente vacío, se llena de público, las luces se apagan, todo está preparado; el director mueve la batuta, la orquesta comienza a tocar y la película se inicia.
Es aún de madrugada en la ciudad soviética; sus calles aparecen desiertas y las tiendas están todavía cerradas, nada turba el silencio de la gran urbe. Un coche aparece para recoger al operador que va provisto de su cámara, con la que se dispone a captar los sucesos del día. Un hombre, cuyo pie se ha atascado en las vías del tren, ve como el tren, que parece va a atropellarle, pasa por la vía de al lado. El vagabundo del parque se despierta, y la ciudad parece querer imitarle. Poco a poco las calles se van poblando de gente, los tranvías y coches hacen su aparición, y las fábricas inician su producción.
El tráfico se hace más denso, mientras, los comercios, abren sus puertas. Atento a todos los acontecimientos, el operador filma, desde su coche, otro automóvil en el que viajan varias personas.
En la sala de montaje, una mujer corta y ordena la película. El hombre de la cámara filma desde todos los ángulos y en todos los lugares, incluso desde un cesto suspendido por una grúa, recogiendo la realidad que le rodea: una ambulancia atendiendo a un accidentado, mujeres en la peluquería frente a otras que trabajan, una cadena de empaquetado de cigarros, telefonistas, mineros extrayendo carbón, construcción de la estación Volkhov, gente divirtiéndose en la playa, la actuación de un artista callejero, carreras de motos, el girar de un tiovivo, clientes de un bar bebiendo cerveza.
Los espectadores disfrutan del acontecimiento cinematográfico, gracias al ojo de la cámara
que todo lo ve.
Cineasta y teórico radical, Dziga Vertov es desde sus comienzos un declarado seguidor del movimiento futurista encabezado por su amigo el poeta Vladimir Mayakovsky y en sus preocupaciones ideológicas y búsquedas formales está íntimamente relacionado con la vanguardia cinematográfica.
Aunque en una lectura simplista, Cheloveks Kinoapparatom  pudiera parecer uno de los tantos documentales urbanos surgidos a la estela del éxito del film de Walther Ruttmann Berlín, sinfonía de una gran ciudad (Berlín, die Symphonie einer Grosstardt, 1927), el discurso de Vertov es mucho más complejo.
Enemigo implacable del cine tradicional, el realizador intenta liberar la cámara de complejos pretéritos, y exime como una de sus principales máximas la de no copiar el funcionamiento del ojo humano en la filmación cinematográfica.
De esta manera, contrasta la vida tal como es vista por el ojo de la cámara, frente a la visión imperfecta y subjetiva del ojo humano. Con sofisticados efectos de montaje, que incluyen pantalla partida, sobreimpresiones, cámara rápida y movimiento invertido, Vertov nos muestra su interesante concepción del medio cinematográfico como elemento aleccionador y didáctico. Más preocupado que en sus films anteriores por la plasticidad fílmica, Vertov nos ofrece, entre el gran número de procedimientos técnicos descritos, algunos momentos de gran belleza, con los que descubrimos la enorme sensibilidad, tantas veces oculta, del poeta radical.
Luego de una première el 7 de septiembre de 1927, la película se estrena el 8 de enero de 1929 en Kiev y el 9 de abril en Moscú, causando desde el primer momento un gran impacto popular, cuyos ecos van traspasar sus fronteras y provocar una enorme resonancia en todo el mundo.








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