Chelovek s
Kinoapparatom
Director: Dziga Vertov
Guión: Dziga Vertov (documental)
Productora: VUFKU (Kiev)
Estreno: 8 de enero de 1929
País: URSS
Sobre una
cámara gigante que mira a la audiencia, se encuentra el cameraman. El cine,
inicialmente vacío, se llena de público, las luces se apagan, todo está preparado;
el director mueve la batuta, la orquesta comienza a tocar y la película se
inicia.
Es aún de
madrugada en la ciudad soviética; sus calles aparecen desiertas y las tiendas
están todavía cerradas, nada turba el silencio de la gran urbe. Un coche
aparece para recoger al operador que va provisto de su cámara, con la que se
dispone a captar los sucesos del día. Un hombre, cuyo pie se ha atascado en las
vías del tren, ve como el tren, que parece va a atropellarle, pasa por la vía
de al lado. El vagabundo del parque se despierta, y la ciudad parece querer
imitarle. Poco a poco las calles se van poblando de gente, los tranvías y coches
hacen su aparición, y las fábricas inician su producción.
El tráfico se hace más denso, mientras, los comercios, abren sus
puertas. Atento a todos los acontecimientos, el operador filma, desde su coche,
otro automóvil en el que viajan varias personas.
En la sala de montaje, una mujer corta y ordena la película. El hombre
de la cámara filma desde todos los ángulos y en todos los lugares, incluso
desde un cesto suspendido por una grúa, recogiendo la realidad que le rodea:
una ambulancia atendiendo a un accidentado, mujeres en la peluquería frente a
otras que trabajan, una cadena de empaquetado de cigarros, telefonistas, mineros
extrayendo carbón, construcción de la estación Volkhov, gente divirtiéndose en
la playa, la actuación de un artista callejero, carreras de motos, el girar de
un tiovivo, clientes de un bar bebiendo cerveza.
Los espectadores disfrutan del acontecimiento cinematográfico, gracias
al ojo de la cámara
que todo lo ve.
Cineasta y teórico radical, Dziga Vertov es desde sus comienzos un
declarado seguidor del movimiento futurista encabezado por su amigo el poeta
Vladimir Mayakovsky y en sus preocupaciones ideológicas y búsquedas formales
está íntimamente relacionado con la vanguardia cinematográfica.
Aunque en una lectura simplista, Cheloveks Kinoapparatom pudiera parecer uno de los tantos documentales
urbanos surgidos a la estela del éxito del film de Walther
Ruttmann Berlín, sinfonía de una gran ciudad (Berlín, die Symphonie
einer Grosstardt, 1927), el discurso de Vertov es mucho más complejo.
Enemigo implacable del cine tradicional, el realizador intenta liberar
la cámara de complejos pretéritos, y exime como una de sus principales máximas
la de no copiar el funcionamiento del ojo humano en la filmación
cinematográfica.
De esta manera, contrasta la vida
tal como es vista por el ojo de la cámara, frente a la visión imperfecta y subjetiva del ojo humano.
Con sofisticados efectos de montaje, que incluyen pantalla partida,
sobreimpresiones, cámara rápida y movimiento invertido, Vertov nos muestra su
interesante concepción del medio cinematográfico como elemento aleccionador y didáctico.
Más preocupado que en sus films anteriores por la plasticidad fílmica, Vertov
nos ofrece, entre el gran número de procedimientos técnicos descritos, algunos
momentos de gran belleza, con los que descubrimos la enorme sensibilidad,
tantas veces oculta, del poeta radical.
Luego de una première el 7 de septiembre de 1927, la película se estrena
el 8 de enero de 1929 en Kiev y el 9 de abril en Moscú, causando desde el
primer momento un gran impacto popular, cuyos ecos van traspasar sus fronteras
y provocar una enorme resonancia en todo el mundo.
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