Metrópolis
(El
destino de una comunidad humana del año 2000)
Director: Fritz Lang
Guión: Thea von Harbou, Fritz Lang, basado en
una novela de Thea von Harbou.
Productora: Erich Pommer
para Universum Film A.G. (Ufa), Berlín
Estreno:
10 de enero de 1927
País: Alemania
Siglo XXI.
En la ciudad de Metrópolis comienza el turno de trabajo para los obreros en las
entrañas de la tierra. En el paradisíaco jardín de la superficie, se divierten
los privilegiados. Uno de ellos, Freder, el hijo del amo de la ciudad, ve
casualmente a María, hija de un obrero, que enseña el parque a unos niños.
Prendado de
ella, Freder la sigue, adentrándose en el mundo subterráneo de las
máquinas. Allí presencia un horrible accidente y queda tan impresionado que,
tras contárselo a su padre, el todopoderoso John Fredersen, se emplea como un
obrero más. Luego, en las catacumbas, asiste a una reunión en la que María exhorta
a los trabajadores a ser pacientes y a esperar la llegada de un mediador.
Fredersen, que lo presencia todo, ordena al científico Rotwang que le confiera
a un robot que ha construido las formas de María, y poder así, manipular a los
obreros.
Pero el científico programa al robot-María para que incite a los obreros
a la revuelta y justificar así las medidas represivas contra ellos. Los
trabajadores comienzan a destruir las máquinas provocando la inundación de la
ciudad subterránea. Dándose cuenta del efecto de su acción, descargan sus iras
contra el robot-María a quien culpan de la desaparición de sus hijos, pero
éstos han sido salvados por Freder y la auténtica María.
Enamorado de la joven, Rotwang la rapta. Freder persigue al científico
y, tras una encarnizada lucha en lo alto de la catedral, Rotwang se precipita
al vacío.
Freder abraza a María y después convence a su padre para que estreche la
mano del obrero-capataz en un acto de reconciliación.
La visita que en octubre de 1924 realiza Fritz Lang a Nueva York y la
impresión que a éste le produce la visión de los grandes rascacielos
neoyorquinos van a condicionar absolutamente la línea estética de su próxima
película: Metrópolis. El cine alemán se encuentra en pleno proceso de
expansión y la UFA está decidida a realizar una superproducción con la que poder
competir con los films americanos. Para ello, la productora alemana logra un
acuerdo con la Metro y la Paramount (Parafumet) que le permitirá financiar
los 5.000.000 de marcos que cuesta la película.
Técnicamente, nos encontramos ante una de las obras más notables realizadas
hasta el momento. El empleo de maquetas y de efectos especiales alcanza una
perfección sin precedentes, constituyendo un fantástico libro de imágenes.
Gracias al empleo del Proceso Schüfftan -que consiste en sustituir parte
del decorado por imágenes de miniaturas convenientemente reflejadas sobre él
mediante un espejo-, se consigue abaratar costes, por lo que en un futuro, el
invento dará a su creador fama y dinero.
Si algo desmerece en el film, es sin duda su substrato temático.
El tratamiento dado a la pugna entre los obreros y el capital resulta
inconsistente y el fundamento ideológico, que incide en la llegada de un mediador
como solución a sus problemas, es -cuando menos- ambiguo.
La respuesta popular, tras el estreno del film el 10 de enero de 1927 en
el UFA-Palast am Zoo de Berlín no responde a las enormes expectativas con él
despertadas. Las importantes pérdidas económicas que ocasiona la película ponen
a la UFA en una delicada situación y provocan la salida de la compañía tanto de
Lang como de Pommer. Pese a todo, la visión futurista que el film nos ofrece
permanece inalterada por el paso del tiempo y va a marcar indefectiblemente a los
muchos realizadores que aborden tal género en el futuro.
Luis Enrique Ruiz - Obras maestras del cine mudo
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