Director:
Abel Gance.
G: Abel Gance, según un argumento propio.
Productora:
Hugo Stines para Westi-Société
Générale de Films.
Estreno:
8 de mayo de 1927.
País: Francia.
1781. En el
colegio militar de Brienne el joven Napoleón Bonaparte vence, con la ayuda de otros
muchachos, en una batalla con bolas de nieve. Cuando dos compañeros suyos dejan
escapar a su aguilucho, Napoleón enfadado, desencadena una pelea en el
dormitorio. El joven es reprendido, pero el ave regresa junto a él.
1798. En un club revolucionario, Rouget de Lisie enseña La Marsellesa
a los presentes. El 10 de agosto estalla la Revolución.
Como representante francés, Napoleón es enviado a Córcega. Acosado por
los anglófilos, debe de huir precipitadamente en una barca. Se desencadena una
tormenta que está a punto de costarle la vida. Avistado por un barco en el que
también viaja su familia, es conducido a Francia.
Paralelamente, otra tempestad política ha tenido lugar en la Convención.
Septiembre 1793. Durante el sitio de Toulon, Napoleón es capitán de
artillería, y se aloja en la pensión de Tristán Fleuri, cuya hija, Violine,
está enamorada de él. El general Dugommier, asciende a Napoleón a comandante.
Bonaparte realiza el asalto a Toulon a medianoche, y en medio de una
lluvia torrencial, consigue una gran victoria.
En el París del terror, Marat es asesinado. Robespierre, en la cumbre
del poder, manda a Dantón a la guillotina y Napoleón, al negarse a tomar el
mando de la guarnición de París, es encarcelado en Antibes. La caída y
ejecución de Robespierre y Saint-Just tiene como consecuencia la liberación de
Napoleón.
El general, entonces, renuncia al mando como general en la Vendée, y es
agregado al Servicio topográfico del ejército.
Ante el avance de los monárquicos, la Convención pide a Bonaparte que
defienda París. Napoleón acepta y salva la Revolución.
En el Baile de las Víctimas, Napoleón corteja a Josefina de Beauharnais,
y poco después se casa con ella. Antes de partir hacia la campaña de Italia
como General en Jefe de sus ejércitos, habla en la Convención con los fantasmas
de la Revolución. A ellos, les cuenta su sueño de una Europa sin fronteras.
Napoleón, tras ganarse el respeto de sus generales, lleva al ejército francés a
la victoria.
Desde hace varios años, Abel Gance acaricia la realización de un
proyecto cinematográfico que sea a la historia francesa lo que El nacimiento
de una nación (The birth of a Nation, 1915) de David W. Griffith representó
para la americana. De esta manera, Napoleón se concibe como una de las
empresas más monumentales de la historia del cine francés e, inicialmente, se
plantea su desarrollo en seis largometrajes.
Sin embargo, grandes problemas de financiación hacen que sólo vaya a ser
posible la realización, y a duras penas, del primero de ellos.
Mediante una visión poética y lírica de un Napoleón universal, Gance se
esfuerza en crear una atmósfera que invite al espectador a sentirse embriagado
por tanta grandeza, a la vez que protagonista de la historia. Para este
ejercicio de sugestión colectiva, el realizador va a desarrollar toda una serie
de innovaciones técnicas, entre las que destacan los múltiples efectos de
cámara subjetiva.
Mediante la construcción de diversos dispositivos, Gance dota a la
cámara de gran movimiento: convirtiéndola en un péndulo en la secuencia de la Convención,
o montándola en un trineo en las escenas de la batalla con bolas de nieve.
Además, utiliza el montaje corto a gran velocidad para efectos de
sobreimpresión y enriquece la pantalla con el uso de trípticos. De todo este
despliegue técnico va a derivarse un coste final de 18 millones de francos.
Tras un exitoso estreno el 7 de Abril de 1927 en el Teatro de la Ópera
de París, con secuencias en pantalla múltiple y partitura original de Arthur
Honneger, se proyecta, dividida en dos partes, los días 8 y 9 de mayo de ese
mismo año en el Teatro Apollo, una versión ampliada para la prensa, de más de 8
horas de duración. La Metro compra los derechos de exhibición en el extranjero
por una gran suma de dinero, pero ante la frialdad con que es acogida tras su
première en Nueva York, decide posponer un año su estreno en EEUU. Ya para
entonces y en pantalla única, sufre un gigantesco fracaso... y es que el sonoro
es la sensación del momento.
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