lunes, 23 de julio de 2012

Napoléon - Abel Gance - 1927


Director: Abel Gance.
G: Abel Gance, según un argumento propio.
Productora: Hugo Stines para Westi-Société Générale de Films.
Estreno: 8 de mayo de 1927.
País: Francia.

1781. En el colegio militar de Brienne el joven Napoleón Bonaparte vence, con la ayuda de otros muchachos, en una batalla con bolas de nieve. Cuando dos compañeros suyos dejan escapar a su aguilucho, Napoleón enfadado, desencadena una pelea en el dormitorio. El joven es reprendido, pero el ave regresa junto a él.

1798. En un club revolucionario, Rouget de Lisie enseña La Marsellesa a los presentes. El 10 de agosto estalla la Revolución.
Como representante francés, Napoleón es enviado a Córcega. Acosado por los anglófilos, debe de huir precipitadamente en una barca. Se desencadena una tormenta que está a punto de costarle la vida. Avistado por un barco en el que también viaja su familia, es conducido a Francia.
Paralelamente, otra tempestad política ha tenido lugar en la Convención.

Septiembre 1793. Durante el sitio de Toulon, Napoleón es capitán de artillería, y se aloja en la pensión de Tristán Fleuri, cuya hija, Violine, está enamorada de él. El general Dugommier, asciende a Napoleón a comandante.
Bonaparte realiza el asalto a Toulon a medianoche, y en medio de una lluvia torrencial, consigue una gran victoria.
En el París del terror, Marat es asesinado. Robespierre, en la cumbre del poder, manda a Dantón a la guillotina y Napoleón, al negarse a tomar el mando de la guarnición de París, es encarcelado en Antibes. La caída y ejecución de Robespierre y Saint-Just tiene como consecuencia la liberación de Napoleón.
El general, entonces, renuncia al mando como general en la Vendée, y es agregado al Servicio topográfico del ejército.
Ante el avance de los monárquicos, la Convención pide a Bonaparte que defienda París. Napoleón acepta y salva la Revolución.
En el Baile de las Víctimas, Napoleón corteja a Josefina de Beauharnais, y poco después se casa con ella. Antes de partir hacia la campaña de Italia como General en Jefe de sus ejércitos, habla en la Convención con los fantasmas de la Revolución. A ellos, les cuenta su sueño de una Europa sin fronteras. Napoleón, tras ganarse el respeto de sus generales, lleva al ejército francés a la victoria.

Desde hace varios años, Abel Gance acaricia la realización de un proyecto cinematográfico que sea a la historia francesa lo que El nacimiento de una nación (The birth of a Nation, 1915) de David W. Griffith representó para la americana. De esta manera, Napoleón se concibe como una de las empresas más monumentales de la historia del cine francés e, inicialmente, se plantea su desarrollo en seis largometrajes.
Sin embargo, grandes problemas de financiación hacen que sólo vaya a ser posible la realización, y a duras penas, del primero de ellos.
Mediante una visión poética y lírica de un Napoleón universal, Gance se esfuerza en crear una atmósfera que invite al espectador a sentirse embriagado por tanta grandeza, a la vez que protagonista de la historia. Para este ejercicio de sugestión colectiva, el realizador va a desarrollar toda una serie de innovaciones técnicas, entre las que destacan los múltiples efectos de cámara subjetiva.
Mediante la construcción de diversos dispositivos, Gance dota a la cámara de gran movimiento: convirtiéndola en un péndulo en la secuencia de la Convención, o montándola en un trineo en las escenas de la batalla con bolas de nieve. Además, utiliza el montaje corto a gran velocidad para efectos de sobreimpresión y enriquece la pantalla con el uso de trípticos. De todo este despliegue técnico va a derivarse un coste final de 18 millones de francos.
Tras un exitoso estreno el 7 de Abril de 1927 en el Teatro de la Ópera de París, con secuencias en pantalla múltiple y partitura original de Arthur Honneger, se proyecta, dividida en dos partes, los días 8 y 9 de mayo de ese mismo año en el Teatro Apollo, una versión ampliada para la prensa, de más de 8 horas de duración. La Metro compra los derechos de exhibición en el extranjero por una gran suma de dinero, pero ante la frialdad con que es acogida tras su première en Nueva York, decide posponer un año su estreno en EEUU. Ya para entonces y en pantalla única, sufre un gigantesco fracaso... y es que el sonoro es la sensación del momento.





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