Las tres
luces / La muerte cansada / Destino
Director: Fritz Lang
Guión: Thea von Harbou, Fritz Lang
Productora:
Erich Pommer para
Decla-Bioscop.
Estreno:
7 de octubre de 1921.
País: Alemania.
Una joven
pareja de enamorados viaja en una diligencia. El vehículo realiza una parada en
una posada, donde un misterioso desconocido, que se ha unido poco antes a los
viajeros, desaparece con el joven. La muchacha busca desesperadamente a su novio
y, al descubrir que es la Muerte quien se lo ha llevado, implora a ésta para
que se lo devuelva. La Muerte le muestra tres velas (vidas) a punto de extinguirse
y le explica que sólo si logra salvar alguna de ellas, podrá recuperarlo.
1.
Bagdad. El califa
pretende a la bella Zobeide. Ante su rechazo, manda perseguir al enamorado de
la joven, un infiel que ha osado penetrar en el Templo de Alá. Aunque el joven
inicialmente logra escapar, al final es capturado y enterrado vivo.
2.
Venecia. Tratando de
salvar a su amado de una conspiración urdida por su pretendiente Girolamo, la
bella Frametta le manda un recado. El mensaje es, sin embargo, interceptado por
el cruel pretendiente, quien lo sustituye por otro. La trampa surte su efecto y
el enamorado muere apuñalado.
3.
China. El mago A Hei junto
con su hija Tian-Tsien y su enamorado Liang se presentan ante el Emperador,
pero éste se encapricha de Tian y pretende quedarse con ella. Gracias a una varita
mágica los novios logran huir, siendo perseguidos por la guardia imperial. La
muchacha se convierte en estatua y el joven en tigre. Una lágrima recorre la mejilla
de la estatua cuando un arquero abate al tigre.
A pesar de
su fracaso en las tres pruebas previas, la Muerte ofrece a la muchacha una
última oportunidad: si en una hora le entrega una vida cualquiera, ella conseguirá
a cambio recuperar la de su amado. Pero nadie, ni el viejo boticario, ni el
mendigo, ni los ancianos del asilo están dispuestos a ceder la suya. Aunque en el
último momento, un fortuito incendio en el asilo le permite disponer de la vida
de un bebé, ella se muestra incapaz de sacrificarlo.
La Muerte se compadece y los dos enamorados, abandonando sus cuerpos,
pasean juntos por el Más Allá.
Profundamente impactado por el relato de la prolífica escritora Thea von
Harbou sobre tres historias de amor que se ven truncadas por la muerte del
enamorado, Fritz Lang logra convencer a Erich Pommer de la conveniencia de
llevarlo a la pantalla.
La corriente romántica alemana inspira a la escritora en su fascinante
visión de la muerte y Lang la transcribe literalmente a la pantalla. Su
imponente figura, lejos de reflejar horror, es casi tierna, y su fatídica
misión no es sino una obligación que ha de llevar a cabo muy a su pesar. La película
constituye un profundo relato en el cual, mediante un discurso determinista, es
puesto de manifiesto lo inevitable del destino. En una escena, cargada de
simbolismo, se nos presenta a la Muerte junto a una multitud de velas, que
representan las vidas de todos los seres humanos y cuyas llamas caminan hacia
la extinción, dependiendo sólo del tiempo como modulador de su final común. Der
Müde Tod destaca por su plasticidad prodigiosa, nutrida de variadas
referencias pictóricas a Durero, Grünewald, Rembrandt, etc. y por las formas arquitectónicas
que le sirven de marco. Además, las fuentes estéticas varían según las
distintas historias. Así, en las exóticas imágenes del legendario Bagdad, con
el modelo art-dèco para el carnaval de Venecia, o con el estilismo
decorativo al recrear la antigua China se nos ofrece, en tintes expresionistas,
un espectáculo visual diverso e irrepetible.
La película se estrena simultáneamente en el Mozartsaal y en el
Kurfürstendamm de Berlín el 7 de octubre de 1921, sin obtener una gran
repercusión popular. Tras su éxito en París el film logra el reconocimiento en Alemania,
convirtiendo a Lang en un reputado director y pasando a conformar, junto a Madame
Dubarry de Ernst Lubitsch y El gabinete del Dr. Caligari (Das Kabinett
des Dr. Caligari) de Robert Wiene, la trilogía fílmica que sitúa a la
cinematografía alemana en primera línea mundial.
El popular actor Douglas Fairbanks, impresionado por la película, compra
los derechos para su distribución en EEUU, donde retitulada Destiny, es
acogida con entusiasmo.
Luis Enrique Ruiz - Obras maestras del cine mudo
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