viernes, 27 de julio de 2012

El fin de San Petersburgo - Vsevolov Pudovkin


Konyets Sankt-Peterburga
Director: Vsevolov Pudovkin
Guión: Nathan Zarkhi, según un poema de Pushkin y una novela de Andrei Biely
Productora: Mezhrabpom-Russ
E: 13 de diciembre de 1927
País: URSS.

Un joven campesino llega a San Petersburgo poco antes de declararse la Gran Guerra y encuentra trabajo en una fábrica de municiones. Tras iniciarse la contienda, el afán de lucro de los capitalistas hace que los obreros sean explotados aún más. Entre los trabajadores se respira un gran descontento y los aires de huelga van tomando cuerpo. La ingenuidad política del campesino hace que la empresa lo utilice como informador y el comité de huelga es detenido.
Entre ellos se encuentra el paisano que le acogió a su llegada a San Petersburgo. Progresivamente, el muchacho va tomando conciencia de su error. Furioso, golpea a un superior y es arrestado.
La necesidad de reclutar soldados para la guerra hace que los presos sean liberados y enviados al frente. Con ellos va el joven campesino. Mientras en primera línea los soldados dan su vida, las fábricas continúan su producción sin descanso, y los capitalistas incrementan más y más sus riquezas. Los trabajadores, incapaces de soportar la situación, se rebelan declarando la huelga.
Obreros y soldados consiguen derrocar al Zar. Kerensky, un político moderado, forma un nuevo gobierno que sólo satisface a los capitalistas y sus ansias de mantener la misma situación social.
Pero la Revolución está ya en marcha y es imparable. Durante los gloriosos días de octubre, los soldados, los obreros revolucionarios, y con ellos el joven campesino, atacan el Palacio de Invierno.

Al igual que otras películas, entre las que se encuentra Octubre de Eisenstein, Koniets Sankt-Peterburga obedece a un encargo hecho a Vsevolov Pudovkin por el Comité Central del Partido Comunista a fin de conmemorar el X Aniversario de la Revolución de Octubre.
Pudovkin, discípulo de Kuleschov, es ya un realizador consagrado en su país gracias al éxito obtenido con La madre (Mat, 1926).
Frente al radicalismo formal de Eisenstein, el cine de Pudovkin aparece más influido por el tema. Con ella refiere historias individuales, en las que surge la figura del héroe. Su presencia supone un elemento identificativos del que se deriva una mayor asimilación de su cine por parte de los espectadores.
Pudovkin es, digamos, más popular, ya que además sabe combinar con habilidad el drama individual con el espectáculo de masas. Así lo demuestran las brillantes escenas de la toma del Palacio de Invierno, donde vuelve a surgir la rivalidad con su compañero.
«Bombardeé el Palacio desde el "Aurora", mientras que Eisenstein lo hizo desde el Fuerte de San Pedro y San Pablo», puntualiza Pudovkin.
Con el inteligente empleo de metáforas visuales, el montaje como motor del relato y una insistente repetición de tomas -que logran sugerir efectos de sonido- Pudovkin realiza un film muy ambicioso en el que ideología, realismo y epopeya no dejan de lado importantes dosis de intimismo. El resultado es una obra de calidad indiscutible.
La película se estrena el 13 de diciembre de 1927. Obtiene una acogida popular sensiblemente superior a la de Octubre. Esto no evita, sin embargo, que cierto sector de la crítica descalifique la película por considerarla abstracta y que Pudovkin sea acusado de formalista.










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