Los hombres
del domingo / Gente en domingo
Director: Robert Siodmak
Productora: Filmstudio 29-Heinrich Nebenzahl
Distribuidora: Stein-Film Gmbh, Berlín
País:
Alemania
Sábado por la tarde. Los trabajadores salen de las fábricas y oficinas.
Los transeúntes, ociosos, se agolpan en las calles de la urbe. El taxista
Erwin, que también ha finalizado su jornada, regresa a su casa. Christl, su
esposa, le espera para ir al cine, pero una discusión les hace desistir de sus
planes.
Domingo. La ciudad se despierta, y poco a poco sus avenidas vuelven
a cobrar vida. En la parada del tranvía, Wolfgang, un joven representante de
vinos, conoce a Annie, una bella muchacha, que accede a pasar el día con él. Ambos
se citan para más tarde. Wolfgang va en busca de su vecino Erwin, con la
intención de que él y su mujer, les acompañen en la excursión dominical. Pero
el taxista deja a su esposa aún dormida y acude solo; no así Annie, que llega
acompañada de Brigitte, una amiga que trabaja en la tienda de discos. Los
cuatro amigos llegan a orillas del lago Nicolás, en donde mucha gente disfruta ya
del día de asueto.
Wolfgang corteja a Annie, pero al ser rechazado por ésta, Brigitte se convierte
en el centro de sus atenciones. La joven rubia acaba cediendo ante la
insistencia del representante. Sobre la hierba, Wolfgang y Brigitte hacen el amor.
Al caer la tarde, el grupo regresa a la ciudad y se separa. Erwin llega a su
casa, encontrándose a su mujer, todavía somnolienta.
Lunes por la mañana. La población se dirige a su trabajo en
distintos medios de transporte. La ciudad, sumida en la vorágine, recupera su
rutina.
Reunidos en un café un día de la primavera de 1929, un grupo de jóvenes
entusiastas del cine deciden rodar juntos una película. Son Robert y Kurt Siodmak, Billy Wilder, Edgar G. Ulmer, Eugen Schüfftan, Fred Zinnemann y Moritz Seeler.
El grupo se pone a trabajar bajo la dirección de Robert Siodmak pero, al
contar con un bajísimo presupuesto, se ven obligados a rodar sólo durante los
fines de semana, único tiempo del que disponen los actores, que no son profesionales.
La película la plantean como un reto experimental, y en ella, bajo el
espíritu de la improvisación, se analizan hechos intrascendentes, aparentemente
elegidos al azar, de las vidas de cinco personajes en un día de domingo. Aunque
la ausencia de dramatización de los actores y la inserción en el film de
abundantes planos documentales dota a la cinta de la apariencia de un
reportaje, la cuidadosa planificación narrativa y la unidad descriptiva de la
película, descubren su elaborada concepción.
Tanto las corrientes de Nueva Objetividad
y su enfatización de mostrar la vida tal cual es, como las experiencias
radicales de Dziga Vertov y, sobre
todo, el film del vanguardista Walther Ruttmann
Berlín, Die Simphonie einer Grosstad (1927), se erigen en las
fuentes de inspiración de esta original obra.
Por primera
vez, el acercamiento a la gente corriente no se realiza desde el melodrama
patético o la sórdida tragedia a la que los hechos abocan irremisiblemente. En
esta ocasión, son personajes auténticos los que se mueven en ambientes perfectamente
reconocibles y que se muestran tal y como son en realidad.
La película se estrena el 4 de febrero de 1930 en el Ufa-Theater Kurfurstendamm.
Al día siguiente, toda la crítica alemana la aclama con entusiasmo. Su éxito,
tanto en Alemania como en el extranjero, tiene como consecuencia que Robert
Siodmak sea contratado por la Ufa
y que, para el resto de sus compañeros, sea éste el inicio de sus prometedoras carreras
en el medio cinematográfico.
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