J'Accuse
Director:
Abel Gance.
Estreno:
25 de abril de 1919.
País: Francia.
Orneval, en
la Provenza. En casa con su mujer Edith, Franois bebe tras una cacería. Jean Diaz,
en otro tiempo novio de Edith, es ahora un poeta y escribe la obra Los pacíficos.
François odia y siente celos de Jean, que antes fuera su amigo.
Al entrar
Francia en guerra, una multitud enfervorizada lo celebra por las calles.
François se alista y Jean es enviado como teniente al mismo lugar. La amistad vuelve
a unirles cuando Jean, tomando el lugar de François, arriesga su vida en una
peligrosa misión.
Pasado un
tiempo, Jean regresa a Orneval, donde ya nada es como antes. El pueblo ha sido duramente
castigado por la contienda y la madre de Jean ruega a Dios que pida cuentas a los
responsables de tan terrible caos.
Cuando
François llega al pueblo de permiso, descubre que Edith tiene una hija, Angela,
y responsabiliza de ello a Jean, al que intenta matar. Edith confiesa entonces
a su marido que Jean nada tiene que ver, siendo un soldado alemán el culpable
de su maternidad En el frente de Verdún, Jean, ahora un soldado más, pierde la razón
mientras François cae gravemente herido. Al día siguiente de la victoria,
François muere en el hospital dando la mano a Jean, después de reconocer a la
niña y pedir a su amigo que si sobrevive cuide de las dos mujeres.
Al volver a
casa, Jean cuenta a Edith su visión: las víctimas de la guerra se levantan de
los campos de batalla y preguntan si su sacrificio ha servido para algo.
Jean, cada
vez más atormentado por esas terribles pesadillas, pide a la muerte que se lo
lleve, ya que sólo así podrá conseguir la paz interior que necesita.
Abel Gance
forma parte de la nueva ola de cineastas franceses que, liderados por
Louis Delluc y con confesada voluntad vanguardista, buscan una reorientación del
cine en su país. De entre toda la escuela impresionista –en la que se incluyen
Germaine Dulac, Marcel L'Herbier, Jean Epstein- es Gance el que destaca como el
más grandilocuente y visionario.
Aunque
producido con el concurso del Servicio Cinematográfico de la Armada Francesa, el
film no es la propaganda de guerra que muchos esperan.
Por el
contrario, se trata de una película pacifista en la que algunos ven un marcado
sentimiento antimilitarista, y dado que en estos tiempos la sensibilización patriótica
es denominador común en un gran sector de población, no es de extrañar que la orientación
del film vaya a acarrear a Gance algunos problemas.
J'acuse se convierte en un amasijo de
espectaculares movimientos de masas, impactantes efectos de pantalla dividida, expresivos
primeros planos y delirantes escenas, en una de las cuales, los muertos en
combate se levantan de los campos de batalla y preguntan reprochantes si su
muerte ha servido para algo. Pero toda esta desmesura, que en ocasiones bordea
el ridículo, no impide evidenciar la sinceridad, fuerza y sentido fílmico del
que Gance hace gala, y que en sus mejores momentos le emparentan con Griffith.
La película
supone una denuncia de la inutilidad de la guerra y de la inconsciencia de los
que, conociendo sus consecuencias, arrastran a los suyos al terrible caos de
destrucción y miseria. En su alegato, el director intenta impactar en el
espectador y hace de los simbolismos y lo macabro moneda de cambio, dando ya
muestras de un naciente lirismo ganceriano.
El film
obtiene, tras su estreno el 29 de abril de 1919, una resonancia considerable, y
será objeto de un remake por el mismo autor en la década de los 30.
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