Statchka
D: Sergei M. Eisenstein
G:
Valeri Pletniev,
Sergei M. Eisenstein, Grigori
Alexandrov y Colectivo Proletkult
P: Boris Mikhine para Goskino-Moscú
Proletkult
E: 28 de abril de 1925
País: U.R.S.S.
1a Parte. En
la fábrica, la tranquilidad es sólo aparente. Los obreros de una gran empresa en la Rusia zarista están
descontentos, y dispuestos a ir a la huelga. El director de la empresa transmite
sus sospechas a altos cargos políticos, y éstos mandan desplegar a sus
informadores.
Reuniones
conspirativas de trabajadores y reparto de octavillas preparan el terreno.
2a Parte. El motivo de la huelga. Un
obrero, injustamente acusado de robo, se suicida. Este acontecimiento es la
chispa que hace estallar el conflicto. Los trabajadores apedrean la
fábrica y arrojan a varios jefecillos al río. Las máquinas paran totalmente.
3a Parte. La fábrica paró. En un bosque vecino los obreros reunidos
deciden sus reivindicaciones: jornada de 8 horas, buen trato y aumento salarial
del 30%.
La policía carga contra los asamblearios. Tras examinar las peticiones, la
administración las considera inaceptables.
4a Parte. La huelga se prolonga. El hambre se adueña de los
hogares de los huelguistas. Los informadores salen a la calle disfrazados para
vigilar y fotografiar a los cabecillas. Uno de éstos es apaleado por la policía
y, al final, acaba delatando a otros compañeros.
5a Parte. La provocación. La policía recluta a unos pordioseros, cuyo
jefe es conocido como «el Rey», para actuar como provocadores.
Estos se mezclan entre los huelguistas e incendian una fábrica de vinos.
Los obreros observan su presencia y deciden marcharse, pero son cercados con
chorros de agua por los bomberos. Los cabecillas son capturados.
6a Parte. La liquidación. Se envían tropas al barrio fabril. El distrito
es brutalmente reprimído. Tras su paso, queda un campo cubierto de cadáveres.
A sus 25 años, Sergei Mikhailovitch Eisenstein, decepcionado por la
puesta en escena de su última obra teatral, decide pasarse al cine. Con un
bagaje artístico interesante, las teorías cinematográficas soviéticas
imperantes y una ilimitada capacidad creativa, Eisenstein acomete la realización
de Statchka, con la que
pretende rendir un homenaje a la clase obrera en su lucha contra el capital,
mantenida durante los años de la
Rusia zarista.
Prescindiendo de toda individualidad, Eisenstein no presenta en la
historia ningún personaje importante, concediendo enteramente el protagonismo
del relato a los huelguistas como colectivo.
Tampoco son analizadas en profundidad las causas que motivan el
conflicto, que no interesan.
Con esta intencionada desinformación y a través de la simplicidad
argumental y la tipificación de personajes, el realizador trata de evitar
cualquier lastre que la razón pudiera causar a los sentidos.
La conceptualización ideológica del film permite a Eisenstein centrar en
las imágenes toda su fuente de motivación. El realizador se nos revela, en Statchka, como un
virtuoso en el manejo de la cámara y el montaje, lo que le permite ofrecer, mediante
metáforas, planos alegóricos y paralelismos simbólicos, una riquísima sinfonía visual
de un frenesí sin precedentes.
Desarrollando de manera radical la idea del llamado montaje de
atracciones –como cuando yuxtapone imágenes de la masacre en el barrio
obrero con la matanza de un toro-, Eisenstein consigue concentrar en el
espectador toda la fuerza brutal de ambos motivos y generar en éste una imagen
nueva, resultado de las anteriores. El realizador logra reflejar en Statchka su nuevo
concepto de cine, con lo cual contribuye a ampliar notablemente los límites del
lenguaje cinematográfico existentes.
La película se estrena el 1 de febrero de 1925 en Leningrado.
Aunque en la URSS
la película plantea cierta polémica, en Europa, sin embargo, es recibida con
entusiasmo, que la lleva incluso a recibir un premio en la Exposición Universal
de París.
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