sábado, 21 de julio de 2012

Formación de un arte - Hollywood se impone - Roman Gubern


HOLLYWOOD SE IMPONE

Paralizado el cine europeo por el desarrollo de la contienda mundial, la industria de Hollywood pudo conquistar cómodamente unas posiciones comerciales y una primacìa industrial, base de la situación que ha conservado hasta nuestros días.
Hollywood comenzó a imponer sus películas en todos los mercados (con las eficaces fórmulas coactivas del block-booking y del blind-booking) gracias al creciente prestigio de sus estrellas, convertidas en auténticos arietes comerciales. Son los días de gloria de Mary Pickford y de Douglas Fairbanks.
Para competir con las vamps y el lujo de las producciones de William Fox, Lasky contrató a la cantante Geraldine Parrar a la que De Mille dirigió en María Rosa (María Rosa, 1915), Carmen (Carmen, 1915) y Tentación (Temptation, 1915). Pero la obra que cimentó la fama de De Mille y prestigió definitivamente al cine norteamericano en Europa, obteniendo un éxito inmenso, fue La marca del fuego (The cheat, 1915).
De La marca del fuego escribió Rene Clair: «He aquí el triunfo del cine sobre el teatro»; el exigente Louis Delluc emitió un juicio que se ha hecho célebre: «Por primera vez vemos un film que merece este nombre. The cheat tiene, sobre todo, el valor de una cosa completa. Las obras geniales no son siempre completas. Aquí no se ve el genio. Un músico no hablará de genio ante la Tosca de Puccini. Sin embargo, todos reconocerán que se trata de una cosa completa, organizada con una destreza y una maestría admirables. The cheat es la Tosca del cinema.» El compositor Paul Souday, sensible a las imágenes de De Mille, se inspiró en su argumento para escribir una ópera. Y las masas parecieron confirmar el juicio de los críticos e intelectuales, arre­molinándose en la entrada de los cines en que se proyectaba La marca del fuego. En París batió todas las marcas al permanecer diez meses consecutivos programada en el Select. Jamás una pe­lícula había despertado tanto interés en Europa.
Y ¿qué queda hoy de esta Tosca cinematográfica? Nada; ape­nas nada. El detritus de un mal melodrama policíaco, escrito por Héctor Tumbull y asentado en el eterno triángulo. Veamos el asunto: un hombre ha robado diez mil dólares en una rifa de be­neficencia para pagar una deuda de juego. Su esposa (Fanny Ward) trata de obtener esta suma; le promete a un rico japonés (Sessue Hayakawa) que se entregará a él si le da tal cantidad. El japonés cumple lo estipulado, pero el azar hace que la mujer obtenga el dinero por otro conducto y entonces rechaza al japo­nés, que airado le marca la espalda con un hierro al rojo. El japonés aparece asesinado y se detiene al marido como sospecho­so. Pero ante el tribunal la mujer confiesa la verdad, rasgando sus vestidos para mostrar, sobre su blanca piel, la marca del fue­go. Naturalmente, como Friné, conquista la clemencia de sus jueces.
He aquí el melodrama químicamente puro. Sin embargo, su novedad radicaba en que por vez primera el cine trataba de desa­rrollar un drama en términos de conflicto psicológico. Superando el esquematismo épico de los westerns y de los seriales de aven­turas y rebasando los monigotes de los dramas mundanos del cine danés o italiano, Cecil B. De Mille trató de bucear en un nuevo campo de acción: el de los sentimientos y de las motiva­ciones internas. Pero estamos todavía muy lejos de Antonioni. De Mille recurre, con perspicaz intuición, al uso reiterado de pri­meros planos de los rostros, cuya sobriedad interpretativa elogió la crítica de la época, aunque hoy se nos antojan simplemente grotescos. Fue, sin embargo, en nombre de la sobriedad y matización expresiva de Hayakawa y del uso del primer plano en lo que se basó la crítica para hablar de ruptura con el teatro. El sendero estético era correcto, pero faltaban los términos de com­paración: la elogiada contención interpretativa era un valor del momento histórico relativo y contingente, inadmisible ya para un espectador de 1925, año en que florecen obras capitales del cine alemán y ruso.
No obstante, a pesar de estas limitaciones, Cecil B. De Mille demostró poseer una extraordinaria capacidad de asimilación téc­nica. Su empleo de la iluminación artificial marcó una fecha en la historia del cine. Por vez primera se utilizaban los efectos de iluminación angulada, siluetas, sombras inquietantes, no mera­mente naturalistas, sino simbólicas, como la luz que cae sobre el ídolo oriental mientras, en la penumbra, luchan el japonés y la mujer; como esas rejas de la cárcel cuya sombra se proyecta por vez primera (¡cuántas veces lo veremos después!) sobre el marido preso... Añádase a eso el espectacular desenlace en un proceso judicial (fórmula nueva, pero que se hará tópica en el cine norteamericano), el toque de exotismo y el lujo de los am­bientes, todo destinado a bombardear los centros nerviosos del espectador con métodos inéditos hasta entonces. Decididamente, estamos muy lejos del rudimentario cine épico, d¡e las praderas y las cabalgadas. El cine, todavía balbuciente, está tanteando un camino nuevo. Los actores no son ya símbolos abstractos, ideas materializadas, como en Griffith, sino seres movidos por pasio­nes y sentimientos. El paso es importante, pero al intentar expre­sar un drama psicológico, De Mille desemboca en el burdo efec­tismo del Grand Guignol. El cine de 1915 no podía Ilegítimas lejos. Hoy sabemos que, por su misma naturaleza, el cine mudo es un vehículo incómodo para exponer con convicción las sutile­zas de un conflicto psicológico. Pero De Mille siguió explorando este terreno en su importante ciclo de «comedias matrimoniales», suntuosas y sofisticadas, cuya aceptación reveló la mutación del público norteamericano desde 1918, formado sustancialmente desde entonces por la burguesía de las ciudades. La sensibilidad de De Mille para captar los cambios de gusto del público era muy fina y sus comedias de alcoba (que impusieron el nombre de Gloria Swanson) introdujeron en la producción norteamericana un nuevo estilo.


Fecha de Nacimiento
Fecha de fallecimiento
21 de enero 1959 , Hollywood, Los Ángeles, California, EE.UU.

Biografía
 
Sus padres Henry C. DeMille y Beatriz DeMille eran dramaturgos. Su padre murió cuando él tenía 12 años, y su madre mantenía a la familia mediante la apertura de una escuela para niñas y una compañía teatral. Demasiado joven para alistarse en la Guerra Española-Americana, siguió a su hermano Cecil William C. de Mille a la New York Academy of Dramatic Arts, su debut fue en 1900. Durante doce años fue el actor / director de la compañía teatral de su madre. En 1913, Jesse L. Lasky , Samuel Goldwyn y DeMille formaron la Compañía de Cine de Lasky (que años más tarde se convirtió en Paramount Pictures), y al año siguiente se fue al oeste hacia California y produjo la exitosa película The Squaw Man (1914), de importancia histórica por ser el primer largometraje producido en Hollywood. Abogó por el interruptor de corto a largometrajes y se lo identifica a menudo con “Hollywood como la capital cinematográfica del mundo”. En lugar de poner su dinero en estrellas conocidas, hizo hincapié en los valores de producción. Él también desarrolló estrellas, en especial de Gloria Swanson . Produjo y dirigió 70 películas y participó en muchas más. Muchas de sus películas fueron comedias románticas sexuales. Su obra más conocida fueron las epopeyas bíblicas: El Rey de Reyes (1927), Los Diez mandamientos (1923), y Las Cruzadas (1935).De 1936 a 1945 organizó y dirigió la hora de duración "Lux Radio Theatre", que reunió a los actores y las historias de muchas películas a las ondas de radio y lo estableció como el símbolo de Hollywood. Apareció como él mismo en el clásico El crepúsculo de los Dioses(1950) con su ex estrella Gloria Swanson como la ficticia perturbada ex actriz de cine mudo Norma Desmond. 
Fue uno de los 36 co-fundadores de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMPAS).

Él es quizás el único director que filmó dos nuevas versiones de sus películas: The Squaw Man (1914) (la primera película que dirigió alguna vez), El prófugo (1918) y El Prófugo (1931).
A su muerte DeMille estaba en el proceso de producción / dirección de una película épica sobre la creación de los Boy Scouts, con la estrella James Stewart . Sus trabajos incluyen un script de bienes y material de investigación extensa.

Tiene dos estrellas en el Paseo de la Fama de Hollywood: para imágenes en movimiento en la calle Vine, 1725 y para la radio en el 6240 de Vine Street en Hollywood, California.














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